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Aníbal ad portas (Primera parte)

  • Álvaro González Somoza
  • 12 feb 2017
  • 6 Min. de lectura

El general cartaginés Aníbal Barca es conocido por ser el terror de Roma durante casi veinte años en el contexto de la Segunda Guerra Púnica (218 a.C.-201 a.C. entre Cartago y Roma que terminó con la victoria de la potencia itálica.


Aníbal, nacido el 247 a.C., era hijo de Amílcar Barca, héroe de la Primera Guerra Púnica, quien le hizo jurar que odiaría a Roma y que intentaría destruirla, a cambio, el veterano general llevaría a su hijo a la campaña que iba a desarrollar en la Península Ibérica.

Asdrúbal pactó, en el 226 a.C., con Roma repartirse la península, el norte del río Ebro sería parte de Roma, el sur pasaría a ser propiedad de Cartago. La capital de Cartago sería Qart Hadasht (Cartagena en la actualidad), fundada por Asdrúbal, cuñado de Aníbal.


Durante estas campañas contra las tribus iberas, Aníbal empezó a demostrar su gran valía para el arte de la guerra. Tito Livio escribió de Aníbal:


“A partir de su llegada a Hispania, Aníbal atrajo todas las miradas. «Es Amílcar en su juventud, que nos ha sido devuelto», se escribían los viejos soldados. «La misma energía en la cara, el mismo fuego en la mirada: aquí está su aspecto, aquí sus gestos»”


Tras la muerte de su padre en batalla y posteriormente de su cuñado, asesinado por un esclavo en el 221 a.C., el joven cartaginés pasó a ser comandante en jefe del ejército con 25 años algo que no gustó nada al aristócrata cartaginés Hannón, enemigo de los Barca. Como comandante, paso dos años asegurando las tierras del sur del Ebro, así como conquistando a los pueblos que aún se resistían.


Temiendo el avance del cartaginés, los romanos firmaron una alianza con Sagunto, más de 150 km al sur del Ebro, lo que la situaba en la zona destinada a ser cartaginesa de Hispania. Ante esta situación, Aníbal se dirigió hacia Sagunto sin el permiso de Cartago y tomó la ciudad, tras ocho meses de asedio, en el 219 a.C. lo que llevó a la declaración de la guerra entre Roma y Cartago. Por fin, el general púnico podría cumplir la promesa que le hizo a su padre.


Los romanos planearon enviar sus tropas a Hispania y al norte de áfrica, sin embargo, Aníbal les sorprendió y tras distribuir sus soldados entre los que se quedarían en Hispania, en África y quienes le acompañarían partió rápidamente hacia Italia. Para llegar allí, decidió ir por tierra puesto que la flota romana era notablemente superior a la suya, además esta ruta le permitió reclutar tropas entre mercenarios y celtas. Según Tito Livio, Aníbal cruzo el Ebro con 90000 infantes, 12000 jinetes y 37 elefantes de guerra. En su travesía hacia los Alpes evitó a las tropas romanas.



A pesar de que no se sabe con certeza la ruta que siguió Aníbal, según las fuentes en ella perdió entre 3000 y 20000 hombres y muchos de sus elefantes. A pesar de las bajas, cruzar los Alpes es una de las grandes gestas de la antigüedad dada la dificultad de enfrentarse al clima, a un terreno hostil y a las tribus de la zona, representa también un notable acierto del cartaginés puesto que los romanos esperarían un ataque marítimo y querían llevar la guerra a un terreno extranjero.


La primera batalla, ya en suelo italiano, fue la de Tesino (218 a.C.) en la que se enfrentó al cónsul Publio Cornelio Escipión (padre del otro gran héroe de esta guerra), aunque fuera prácticamente una escaramuza, esta batalla tiene una gran valía ya que en ella se observan por primera vez las dotes de Aníbal contra los romanos, además fruto de ella muchos de los galos que vivían en la zona se unieron al ejército cartaginés. Tras la incorporación de los galos, el ejército cartaginés contaba con unos 40000 hombres. Algunas fuentes apuntan a que cuando el cónsul fue herido en combate, su hijo le salvó la vida.


El cónsul se retiró junto al río Trebia donde tenía la intención de esperar a su compañero Tiberio Sempronio Longo quien había recibido órdenes del senado de unir su ejército con el de Escipión

Mientras tanto, Aníbal conquistó Clastidium para aprovisionar a sus hombres. Las actitudes con las que querían enfrentarse a los cartagineses de Sempronio y Escipión eran muy diferentes. El primero estaba deseoso de entablar combate mientras el segundo se mostró cauteloso.


Aníbal encomendó a su hermano Magón que se ocultara durante la noche junto a 1000 jinetes y otros tantos infantes. El general cartaginés ordenó a la caballería númida que por la mañana atacara el campamento romano y retirarse para obligar al ejército romano a presentar batalla. Era muy temprano cuando, en la mañana del solsticio de invierno del 218 a.C., se llevaron a cabo las ordenes de Aníbal para así sorprender al enemigo y pillarle hambriento y medio dormido. Los cartagineses por su parte ya habían comido y se habían untado con aceites para así protegerse del frío.


Poco le costó al ejército púnico acabar con el romano gracias a la superioridad en caballería, la mayor moral de sus hombres, la emboscada de Magón y los elefantes, a los cuales los galos aliados de Roma jamás habían visto junto con el mejor dominio de la táctica militar de Aníbal. Los romanos contaron con 30000 bajas entre muertos, capturados y heridos mientras que los cartagineses solo sufrieron entre cuatro mil y cinco mil bajas.


Tras esta gran victoria, Aníbal aseguró su situación en el norte de Italia. Los nuevos cónsules, Cneo Servilio Gémino y Cayo Flaminio Nepote, movilizaron sus ejércitos con el fin de bloquear las rutas este y oeste hacia Roma. Para avanzar hacia el centro de Italia solo quedaba un camino sin oposición, la que pasaba por las marismas de la desembocadura del Arno, más crecidas que de costumbre debido a la estación en la que se encontraba. A pesar de ser la ruta más dura, Aníbal fue la que eligió para así llegar con mayor rapidez al centro de Italia y causar una mayor sorpresa a los cónsules romanos. Era una ruta supuestamente intransitable para un ejército puesto que suponía avanzar durante cuatro días y tres noches sin poder dormir y cubiertos de agua, pero también el paso por los Alpes lo era. El propio Aníbal se quedó tuerto por una infección.



Tras atravesar el pantano, Aníbal ordenó saquear Etruria con el fin de atraer a la batalla a Flaminio al mismo tiempo que instaba a los aliados de la ciudad eterna a que se unieran a él. El cónsul cayó en la trampa y comenzó a perseguir al ejército púnico, Aníbal eligió el punto más estrechó entre las montañas y la orilla norte del lago Trasimeno para preparar la batalla. El cartaginés ordenó a su ejército esconderse en el bosque de las montañas mientras que a un pequeño destacamento le ordenó ir aún más al norte para que prendieran hogueras y así,hacer pensar a sus perseguidores que se encontraban más lejos de lo que en realidad estaban.


El 21 de junio de 217 a.C. Flaminio reanudó su persecución entre una densa niebla, cuando llegaron a la zona designada por Aníbal, el ejército cartaginés descendió de las montañas rodeando a los romanos por todos los flancos. Sin posibilidades de formar el ejército consular fue masacrado, unos 15000 legionarios murieron (el propio Flaminio perdió la vida) y otros 10000 fueron hechos prisioneros. El cartaginés, por su parte, solo perdió entre 1500 y 2000 hombres. Los seis mil hombres que consiguieron huir fueron finalmente capturados por Maharbal. Esto le sirvió a los cartagineses para reponer el equipamiento desgastado tras la marcha hasta Italia.



Parecía que no podía empeorar más la situación, sin embargo, los dioses son caprichosos y consiguieron hacer ese día aún más negro para Roma. Gemino, que no podía imaginar lo que sucedería en el lago, había ordenado avanzar a toda su caballería al galope para cerrar el paso a Aníbal y así atrapar al ejército cartaginés. Sin embargo, Maharbal también acabo con ellos. unos 4000 jinetes romanos perecieron.


Conocedor de que sin máquinas de asedio no podía tomar Roma, comenzó a explotar las campiñas con el fin de que los pueblos de Italia se revelaran contra la república. Por su parte, los romanos decidieron nombrar dictador a Fabio Máximo. Este, en vez de atacar directamente a Aníbal, decidió disponer sus ejércitos cercando al del cartaginés. El ejército cartaginés poco a poco empezó a quedarse sin escapatorias hasta que quedó encerrado en el monte Calícula. Aníbal sabiendo que estaba en una situación desventajosa aprovechó la noche para realizar una huida brillante.


Ató a la cornamenta de los toros teas incendiadas y les hizo descender por la colina, los legionarios al ver las antorchas encendidas pensaron que era el ejército y salieron a su encuentro dejando así un hueco por el que podía escapar el púnico. Pese a la desventajosa situación, Aníbal consiguió asestar unas mil bajas al enemigo sin apenas sufrir su ejército.


Fabio Máximo quedó muy cuestionado en Roma tras la batalla lo que unido a que Marco Minucio Rufo consiguió una victoria en una escaramuza contra un campamento de avanzadilla cartaginés provocaron que nombraran a Rufo cunctador, cargo con los mismos poderes que el dictador lo que le equiparaba con Fabio Máximo. Esta situación fue aprovechada por Aníbal que le tendió una trampa en la Batalla de Geronium 217 a.C. en la que los romanos volvieron a sufrir otra derrota.


En el próximo artículo escribiré desde este momento hasta el fin de la guerra púnica, no os lo perdáis. Para ser los primeros en leerlo no olvidéis suscribios


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