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Aníbal ad Portas (Segunda Parte)

  • Álvaro González Somoza
  • 14 feb 2017
  • 5 Min. de lectura

En este artículo retomaremos la vida de Aníbal desde la derrota romana en la batalla de Geronium en el 217 a.C. en el caso de que no hayáis leído la primera parte os invito a que lo hagáis.


Tras las victorias púnicas en Trebia y Trasimeno, los romanos designaron a Fabio Máximo como dictador quien llevó a cabo una estrategia consistente en cercar al ejército cartaginés evitando el choque directo. A pesar de resultar una táctica eficaz, era tremendamente impopular entre el pueblo romano que tenía que ver arder sus campos mientras no intentaban echar al invasor. Además, ante el temor de que sus aliados les abandonaran y se unieran a Aníbal, no renovó los poderes dictatoriales de Fabio Máximo y devolvió el poder a los cónsules hasta las nuevas elecciones ganadas por Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo que tomaron el mando del nuevo ejército reclutado para enfrentarse a Aníbal.

Busto Aníbal


Este ejército era el más numeroso reunido hasta ese momento por los romanos compuesto por ocho legiones. Esto supone que el ejército estaba compuesto por unos noventa mil hombres.


Aníbal, en la primavera del año 216 a.C. tomó, mediante asedio, un gran depósitos de suministros en la ciudad de Cannas. Este movimiento causó gran agitación en los romanos dado que se interponía entre ellos y los suministros además de que perdían así ese territorio. Los cónsules, con la confianza que otorga tal superioridad numérica, partieron a enfrentarse con el cartaginés.


Tardaron dos días en llegar a la posición de Aníbal, junto a la margen izquierda del río Aufidus. El general púnico sabía que la ley romana obligaba a que los cónsules cuando juntaban sus ejércitos estaban obligados a la alternancia en el poder y decidió sacar partido de ello. Varrón era un general impulsivo y descuidado que estaba decidido a acabar con Aníbal, Paulo por su parte era mucho más cauteloso.


Durante el día de mandato de Paulo, este estableció un campamento en la otra orilla del río con el objetivo de que los forrajeadores pudieran abastecerse de forma segura. Aníbal sabía que el agua era un recurso indispensable para el ejército romano así que mandó a su caballería evitar que pudieran abastecerse aprovechando que Paulo no quería presentar batalla en campo abierto.


Inicio Cannas


El 2 de agosto de 216 a.C. Varrón dispuso el ejército romano de forma clásica, es decir, con la infantería en el centro y la caballería en los flancos. Además, a la infantería la dotó de gran profundidad con la intención de romper rápidamente el centro del ejército cartaginés. Sin embargo este planteamiento presentaba un problema principalmente, a pesar de doblar las fuerzas de Aníbal, sus ejércitos tenían aproximadamente la misma longitud con lo que no les sería fácil rodear al enemigo pese a su superioridad.


Aníbal, por su parte, dispuso sus unidades aprovechando las diferencias que presentaban al provenir de diversas partes del mundo. Sus tropas formaban dos líneas con el centro algo adelantado posicionando las tropas más experimentadas en los flancos. También aprovechó factores ambientales dado que el ejército romano recibía el sol de frente así como el viento que les llevaba todo el polvo que levantaba el ejército cartaginés lo que unido a la falta de agua de los romanos otorgaba una ligera ventaja a los hombres de Aníbal.


Desarrollo Cannas


Durante la batalla, la caballería púnica consiguió derrotar rápidamente a la caballería romana lo que les permitió acosar a la infantería por la retaguardia. Al mismo tiempo, la permanente lluvia de proyectiles sobre el ejército consular provocaba que se intentarán refugiar hacia el centro lo que limitaba su maniobrabilidad y favorecía que fueran rodeadas. Como Aníbal había planeado, el centro de su ejército no dejaba de ceder terreno frente al avance romano, mientras tanto, los africanos de las alas, veteranos de innumerables batallas mantenían fieramente la posición lo que provocaba que la formación cartaginesa tomara forma de arco envolviendo al ejército romano.


Este movimiento es considerado uno de los primeros ejemplos de la maniobra de tenaza que obligaba a los romanos a juntarse aún más unos con otros lo que evitaba un correcto uso de sus armas.


Se estima que en la batalla murieron entre 60000 y 70000 romanos y unos 4000 fueron tomados por prisioneros entre los muertos se encontraba el propio cónsul Lucio Emilio Paulo así como dos ex cónsules, dos cuestores, veintinueve de los cuarenta y ocho tribunos militares y unos ochenta senadores los que suponían cerca del 25% del total del senado. Entre las bajas se encuentraba el propio Minucio Rufo. Al día siguiente otros 8000 hombres se rindieron de los campamentos vecinos.


Así se gestó la que puede considerarse una obra de arte en el ámbito militar. Una batalla en la que el ingenio del general fue casi divino. Considero que ninguna batalla en la historia la supera en ingenio y que no muchas la igualan.


Fue la batalla en la que más soldados romanos murieron con excepción, tal vez, de la de Arausio en el año 105 a.C. además es la segunda batalla con mayor porcentaje de bajas romanas solo por detrás de Teutoburgo en 9 d.C.


Principales victorias de Aníbal

Los cartagineses por su parte, solo obtuvieron 6000 víctimas mortales de esta genialidad de la táctica militar de Aníbal. Esta batalla aún hoy se encuentra entre una de las cincuenta batallas con mayor número de bajas, de hecho, hasta las incursiones mongolas seguía estando entre las diez primeras.


Tras la batalla la situación en Roma era desesperada. No había nadie que no hubiera perdido a algún familiar o amigo en la batalla, tal era la situación que incluso se llegaron a realizar sacrificios humanos. En cuanto a los supervivientes de la batalla fueron llevados a Sicilia como castigo aunque posteriormente librarían un papel fundamental en la guerra.


En lo que llevaban de campaña Roma ya había perdido un quinto de su población mayor de diecisiete años, además también perdieron la práctica totalidad del sur de Italia que juró lealtad a Aníbal así como Filipo V de Macedonia y Hierónimo de Siracusa.


Aníbal ante Roma


Se dice que Maharbal instó a Aníbal a atacar Roma y ante la negativa de este le contestó: “Verdaderamente, los dioses no han querido dar todas las virtudes a la misma persona. Sabes sin duda, Aníbal, cómo vencer, pero no sabes cómo hacer uso de tu victoria” sin embargo, no le faltaba razones para no querer atacar Roma. Atacar Roma supondría un gran asedio en el cual deberían cortar las vías de suministros de una gran zona. Aunque hubiera conseguido este objetivo con el hostigamiento al que les someterían las legiones, en Roma ya tenían recursos suficientes para soportar un largo asedio. Técnicamente sería casi imposible conquistar Roma sin máquinas de asedio. Tal vez, si Cartago le hubiera mandado los recursos necesarios hubiera sido posible pero no en las circunstancias que se le presentaban.


El plan de Aníbal consistía en eliminar las legiones que pudiera para forzar a Roma a firmar la paz. Por su parte, los romanos optaron por establecer una estrategia Fabiana


Y hasta aquí la segunda parte de la vida de Aníbal, la tercera parte próximamente.


Si os interesa el tema estoy convencido que las siguientes novelas os van a encantar:

Trilogía de la guerra Púnica de Santiago Posteguillo:

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Aníbal de Cartago. Un proyecto alternativo a la formación del Imperio Romano de Pedro Barceló:

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