El Origen del Carnaval
- Álvaro González Somoza
- 16 feb 2017
- 2 Min. de lectura
El carnaval es la festividad de tradición cristiana con la que se da la bienvenida a la cuaresma. Precisamente debe su nombre a carne levare que significa quitar la carne o de Carna diosa celta de las habas y es el último día sin abstinencia de carne en cuarenta días, hasta la llegada de la Pascua. En qué consiste la celebración es por todos conocido, disfraces, bailes y bastante desenfreno para que lo vamos a negar. Pero, ¿cuál es su origen?
En realidad el origen del carnaval no está del todo claro. Hay evidencias para sostener que ya se celebraba una festividad similar hace 5000 años en Sumeria. Sin embargo, lo que está más claro es que el carnaval cristiano es herencia, como no, de otra fiesta romana, en concreto, las Saturnales en las que se intercambiaban regalos y se era mucho más permisivo con las normas sociales. De hecho durante los siete días de las Saturnales, los esclavos podían dejar sus tareas habituales y hasta en algunos casos intercambiar los roles con sus amos.

La fiesta se instauró en 217 a.C. para elevar la moral del pueblo romano tras la derrota sufrida en la Segunda Guerra Púnica en Trasimeno. Se iniciaba el 17 de diciembre con un sacrificio a Saturno y un banquete público y se prolongaban durante siete días.
Las Saturnales gozaron de tal popularidad que, como era habitual, la Iglesia la convirtió en fiestas cristianas. Por una parte surge la Navidad, sustituyendo al nacimiento del Sol Invicto en el solsticio de invierno (25 de diciembre) y por la otra con la celebración del carnaval. Era más fácil evangelizar las fiestas que hacerlas desaparecer, ya se sabe que nos pueden quitar todo menos el pan y el circo.

Gracias a su evangelización, esta fiesta se extendió por toda Europa y posteriormente a América donde se mezcló con las tradiciones y la forma de entender el mundo de los nativos americanos y de los africanos llevados a América como esclavos dando lugar a unas celebraciones de carnaval muy llamativas.
Durante esta festividad en la Edad Media, se criticaba a la sociedad así como a los gobernantes y a la Iglesia. Al igual que en Roma se llevaba a cabo un desenfreno sin mesura y no se tenía en cuenta la ley a lo que ayudaban las máscaras para mantener el anonimato.

Sin embargo, este aire de desenfreno se fue perdiendo cuando las clases altas empezaron a interesarse por esta fiesta y la empezaron a dotar de un desarrollo mucho más sofisticado con bailes de máscaras y desfiles.
Hoy día es una de las fiestas más esperadas en buena parte del mundo, que aunque en todos los lugares tiene sus peculiaridades en global se preserva el disfraz y el ámbito festivo. Especialmente famosos son los de Río de Janeiro, los de Canarias y los de Venecia.
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